Muy mal tienen que ir las cosas para que en Amnist�a Internacional hablen de Alan Moore, Philip K. Dick o el Juez Dredd...
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C�sar Strawberry: Est� pasando
13/03/2018
Cuando vas percibiendo que el d�a a d�a de tu entorno empieza a asemejarse tanto a las distop�as de c�mics, novelas y pel�culas de ciencia ficci�n que, como fan de lo imposible, admiraste y temiste por igual... Cuando el paradigma de lo que t� conoc�as como normalidad se va recortando en todos los frentes siguiendo un patr�n regresivo bien definido, hasta coincidir en demasiados puntos con profec�as literarias de autores que anta�o le�ste con pasi�n como Kafka, Orwell, Huxley o Alan Moore.
Cuando descubres en tu entorno constantes vulneraciones de derechos fundamentales aqu� y all�, que, a la larga, han ido conformando un patr�n recurrente que recuerda asombrosamente al trasfondo de m�ticos filmes como Farenheit 451, La Vida de los Otros o Minority Report.
Cuando el polic�a que te multaba ayer por ejercer el leg�timo derecho a manifestarse pac�ficamente te record� tanto a aquel personaje de c�mic de finales de los setenta llamado Juez Dredd, que persegu�a, juzgaba y ejecutaba sentencia sin tener que ponerse una toga.
Cuando resulta que lo que parec�an doctrinas jur�dicas propias de la arbitrariedad de una dictadura, de �sas que tanto criticaba la Europa en los noventa, se van imponiendo en las m�s altas instancias de tu propio pa�s, como si fuese lo m�s normal.
Cuando la consecuencia de ello es ver cumplir pena de prisi�n a un tuitero en r�gimen FIES por bailar con un mu�eco de cart�n, a titiriteros pasar una semana
en preventiva por representar una obra de marionetas y a hasta trece raperos, �trece!, a un paso de tener que estar m�s tiempo encarcelados por las letras de sus canciones que quienes agreden deliberadamente a personas LGTBI por el simple hecho de serlo, quien apaliza a un inmigrante por racismo, quien ataca sexualmente o ejerce violencia de g�nero, o quien roba millones al erario p�blico para influir en el resultado de unas elecciones con el fin de acabar imponiendo esas doctrinas jur�dicas arbitrarias que antes s�lo cre�amos posibles en aquellas dictaduras y teocracias radicales que en los noventa Europa criticaba.
Cuando el concepto de terrorismo se va ampliando m�s y m�s a trav�s de sucesivas leyes de estudiada ambig�edad para poder llegar a criminalizar subjetivamente comentarios, actitudes, y muestras de desacuerdo con el poder que, sin embargo, siguen estando amparadas todas por la libertad de expresi�n e
ideolog�a que otorga a cada persona la declaraci�n Universal de los Derechos Humanos, los convenios jur�dicos firmados con la Uni�n Europea e, inequ�vocamente, la propia Constituci�n espa�ola que tanto se enarbola, en cambio, para alentar consignas como el �a por ellos� ante un refer�ndum anulado
legalmente de antemano.
Cuando se encarcela preventivamente a cargos pol�ticos electos, se ejecuta el secuestro de un libro, se censura una exposici�n art�stica que denuncia lo que el poder no quiere que se sepa o cuando se multa a un chaval por hacer un fotomontaje con una imagen religiosa.
Cuando ves c�mo el ritmo de condenas por enaltecimiento del terrorismo se ha ido incrementando de solo 5 en 2011 hasta las 38 de 2016, coincidiendo ese aumento, precisamente, con el fin de la pesadilla de la violencia terrorista de
origen local.
Cuando las m�s altas instituciones jur�dicas de tu pa�s dictan sentencias contradictorias
Cuando el delito de odio, que tanto cost� sacar adelante en Europa con el noble
objetivo de proporcionar una m�nima cobertura a los colectivos sociales minoritarios m�s expuestos y desfavorecidos de la sociedad, se retuerce y manipula conscientemente para ser utilizado en tu pa�s con el fin de criminalizar a quienes cuestionan leg�timamente a instituciones del Estado, no ya sobradamente fuertes de por s�, sino exageradamente s�per protegidas (doctrina que la propia UE exige derogar), que nada tienen que ver con aquello que en realidad quiso salvaguardar �sa misma ley en su origen.
Cuando el �ten cuidado con lo que dices� ha ido calando culturalmente, sentencia tras sentencia, en una generaci�n de j�venes que acceden a la plena participaci�n social inmersos en un marco en el que se ha buscado normalizar el
hecho represivo como inevitable.
Cuando la llamada �vuelta a la normalidad� significa en realidad asumir un velado estado de excepci�n como nuevo paradigma. Cuando todo eso, en fin, est� pasando en tu pa�s, en tu sociedad, en tu vecindario, es que hay algo que va francamente mal en ellos, y aunque puedas llegar a creer que ese tipo de cosas no te ata�en porque no eres �de los que no se meten en l�os�, deber�as empezar a preocuparte, opino, quiz� no tanto ya por ti mismo, que tambi�n tienes pleno derecho a pasar del tema, pero s� por los hijos, sobrinos o menores cercanos de
tu entorno, con el fin de poder decirles alg�n d�a: puse todo mi empe�o para que llegarais a vivir en un mundo mejor a aquel en que yo crec�.
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Marcos Pastor Calvet
--- BBBS/Li6 v4.10 Toy-3
* Origin: Eye Of The Beholder BBS - The Fidonet's Corsair (2:343/107)